lunes, 9 de abril de 2012

LA COTE... JE T'AIME


El despertador del teléfono suena temprano, me levanto sin hacer ruido pues no quiero molestar a mi mujer y me voy corriendo al baño para ponerme el neopreno sin despertarla. Salgo de la habitación y bajo las escaleras mientras un olor a café recien hecho inunda todo el edificio. En la parte trasera en una pequeña cabaña me espera mi tabla, el dia está gris, amenaza lluvia y aún no son las ocho de la mañana cuando salgo a la Rue de Cannot y me dirijo al primero de los parques que desde la parte alta de la villa dan acceso a La Cote. De nuevo mi nariz se deja llenar por el incomparable aroma a bollos y pan recien hecho, en Biarritz hay mas patisseries juntas que en ningun sitio que conozca y eso se agradece cuando caminas por sus calles. Recorro los escasos 200 metros que separan mi hotel del parque que te lleva al Bulevard Principe de Gales y cuando me asomo al borde mi sorpresa es mayúscula... el mar está limpio, sin viento y cuatro lineas perfectas se dibujan en el agua simulando cremalleras pero lo mejor es que no hay nadie en el agua. No tengo que decir que la bajada por la sinuosa pendiente la hice a velocidad del rayo, por dos veces tuve que retroceder a recuperar una chancla que se me quedaba atrás con las prisas... no me lo pienso y al agua, remo y pienso en mi suerte, Villa Belza a mi derecha, los viejos bunkers de la 2ª guerra mundial a mi espalda y los únicos sonidos los que producen las olas y las gaviotas sobre la Roca del Diablo como banda sonora... llega la primera serie y cojo una ola pero intentando girar a mi espalda para reencarar la pared me caigo, "c'est la vie" que dicen por allí. Vuelta al pico y otra serie, no sobrepasan mi cintura pero en cuanto la pillo descubro porqué La Cote está impresa en el ADN de todos los que amamos el long, una ola laaaaargaaaa, noble y maniobrable hasta para un inutil consumado como yó. Las series fueron cayendo con la misma simetria durante un rato más, pero se levantó un poco de viento y aunque no estropeó el baño por completo si que impidió la perfección de las primeras series. Una hora y media después sin que nadie entrase a compartir baño y subiendo por la interminable rampa con el long sobre la cabeza cualquiera que se hubiera cruzado conmigo pensaría que se me había ido la pinza por la cara de idiota risueño con la que ascendía. Era mi cuarta visita a Biarritz y por fin podía entrar en La Cote después de tres platos simultaneos y desde luego no podía ser de mejor manera que con la playa solo para mí. El dia siguiente fué casi un calco de lo que os relato aunque con más tiempo de espera entre series pero de nuevo hora y media totalmente solo en un lugar mítico y mágico. Saludos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Enhorabuena paisano!!!
Gerar

Fran dijo...

Me ha encantado como lo has descrito, transmites entusiasmo.
Un saludo Fred!

JG dijo...

Series perfectas y en La Cote...todo un lujazo!!